Monday, October 28, 2019

"El Dedito"

POR QUÉ ESTOY TRISTE
por Eddy Whopper
*Ilustración digital: Andrés Casciani (publicada en Revista Barcelona Nro. 448 - octubre 2019).

A veces, la alegría se edifica sobre los escombros de lo que pudo ser.

Creo que la vuelta del campo nacional y popular -que la gente de bien generó ayer con su voto- tiene alguna vinculación con esa idea. Sé que en poco tiempo vendrá la alegría de construir en comunión con nuestros hermanos; pero, ahora, siento una gran angustia, y creo comprender el motivo: ESTE TIEMPO DE OSCURIDAD NOS HA MOSTRADO QUIÉN ES CADA UNO.

Si quieren, es una "angustia antropológica", una angustia por la mujer y el hombre.

Después de los años de execración que pasaron, nadie es "relacionalmente igual" que antes. La influencia degradante que vivimos ha alentado la instalación de un conducto directo y fatal hacia nuestra identidad, que propios y ajenos hemos desandado exactamente hasta la misma esencia que nos constituye.

El macrismo ha sido un enorme espacio vigente de legitimación de antivalores. De puesta en acto de las mezquindades del mediocre, sí; pero también de entronización de las más profundas miserias espirituales.

Hemos visto a parientes, a vecinos a quienes respetábamos, a amigos, desgranar los discursos más repulsivos, practicar los silencios más cómplices, adecuarse por convicción o conveniencia a estándares de degradación.

Incluso los hemos visto sacrificarse, lastimarse, con tal de que sus representantes les prodiguen cierta permanencia en el campeo de la indignidad, la xenofobia, el racismo, la violencia institucional, la segregación de los excluidos, la entronización del individualismo egoísta y la contemplación del Otro como un ser exento de humanidad, incluso como una de las formas del peligro.

Los hemos visto defender la corrupción moral, a cambio de la validación de su propia llaneza espiritual.

Los hemos visto, finalmente, definirse. Por propia voluntad, por LIBRE voluntad.

Y han sido amigos, parientes, gente que queríamos y que hoy, por esas amarguras de la suerte, ya no están en nuestro corazón más que como estampas de una Historia de la Hipocresía que, además, quedará en el olvido.

Las euforias de hace 4 años, fundadas en la consagración de lo peor, en los sueños de un Reino Aspiracional de Mil Años -y el desvergonzado comportamiento consecuente- les han raspado el estuco de la figuración y exhibido la real identidad a aquellos a quienes debíamos amar.

Por eso estoy triste.

Supongo que, pasado el luto de ese prójimo diluido en la infamia -que ahora se manifiesta grotesco e ineficaz- podré vivir la alegría de la reconstrucción.
"El Dedito".

http://andrescasciani.com/

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