Agosto 6
La bomba de Dios
En 1945, mientras este día
nacía, murió Hiroshima. En el estreno mundial de la bomba atómica, la ciudad y
su gente se hicieron carbón en un instante.
Los pocos sobrevivientes
deambulaban, mutilados, sonámbulos, entre las ruinas humeantes. Iban desnudos,
y en sus cuerpos las quemaduras habían estampado las ropas que vestían cuando
la explosión. En los restos de las paredes, el fogonazo de la bomba atómica
había dejado impresas las sombras de lo que hubo: una mujer con los brazos
alzados, un hombre, un caballo atado...
Tres días después, el
presidente Harry Traman habló por radio.
Dijo:
—Agradecemos a Dios que haya puesto la bomba en nuestras manos, y no en
manos de nuestros enemigos; y le rogamos que nos guíe en su uso de acuerdo con
sus caminos y sus propósitos.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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