Agosto 21
La división del trabajo
En la universidad
norteamericana de Stanford se realizó un revelador experimento sobre la
relación entre el hombre y su función.
Los psicólogos reclutaron
algunos estudiantes blancos, de buena educación, buena conducta y buena salud
física y mental.
El vuelo de una moneda decidió
quién sería carcelero y quién sería prisionero en una cárcel ficticia,
inventada en los sótanos de la universidad. Los prisioneros, desarmados, eran
números sin nombres. Los carceleros, nombres sin números, llevaban cachiporras.
Parecía un juego, pero desde el primer día los que hacían el papel de
carceleros empezaron a sentirle el gustito. El permiso para ir al baño sólo se
otorgaba tras mucho rogar, los presos dormían desnudos en el piso de hormigón,
y en celdas de castigo, sin comer ni beber, pagaban la insolencia de hablar en
voz alta.
Golpes, insultos,
humillaciones: poco duró el experimento. No más que una semana. En el día de
hoy de 1971, se dio por concluido.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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