Enero 14
La maldición haitiana
El terremoto
de Haití había culminado la larga tragedia de un país sin sombra y sin agua,
que había sido arrasado por la voracidad colonial y la guerra contra la
esclavitud.
Los amos
destronados lo explican de otra manera: el vudú tenía y tiene la culpa de todas
las desdichas. El vudú no merece ser llamado religión. No es más que una
superstición venida del África, magia negra, cosa de negros, cosa del Diablo.
La Iglesia
Católica, donde no faltan Heles capaces de vender uñas de los santos y plumas
del arcángel Gabriel, logró que esa superstición fuera legalmente prohibida en
Haití, en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942.
En los
últimos tiempos, el combate contra la superstición corre por cuenta de las
sectas evangélicas. Las sectas vienen del país de Pat Robertson: un país que no
tiene piso 13 en sus edificios ni fila 13 en sus aviones, donde son mayoría los
civilizados cristianos que creen que el mundo fue fabricado por Dios en una
semana.
*Fragmento
contenido en el libro "LOS HIJOS DE
LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
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ilustración digital: Andrés Casciani
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