Saturday, January 11, 2020

“TEATRO INESTABLE” 20 años en la dramaturgia de Sacha Barrera Oro (1999/2019)


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“TEATRO INESTABLE”

20 años en la dramaturgia de Sacha Barrera Oro (1999/2019).

Ilustrado por Andrés Casciani

De próxima edición, esta monumental compilación cuenta con el inestimable trabajo crítico de varias investigadoras teatrales de Mendoza: Marcela Guembe, Veronica Manzone, Laura Martín Osorio, Marina Sarale Llaver, María Victoria Urquiza, Susana Tarantuviez y la coordinación a cargo de Luis Emilio Abraham

Diseño editorial: Bruno Cucusa

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La imagen pertenece a “Los que van” la 14a obra, el último texto que contiene este libro.

(A continuación un Fragmento de la obra.)

EL MIEDO DE LOS QUE VAN

LORENA: No, no les tengo miedo a los monstruos de las películas de terror. Me dan gracia. No me asustan. Yo a lo que le tengo miedo es al fracaso. Pero no a cualquier fracaso. A ese fracaso que prácticamente está a la vuelta de la esquina. Lo siento amenazador. Se proyecta de todas las formas conocidas, como el amor, el estudio, la salud, la familia… Y así. (A Matías) ¿Y vos?

MATIAS: … Muchas veces siento como si el fracaso fuese un atleta que me espera todos los días a la salida de mi casa. Como si fuera un tiempista. Como si estuviera atento a que me equivoque. Como si esperara que cometa el más mínimo error para aparecer y tirarme abajo, como en el rugby, donde siempre hay alguno que te tacléa de atrás y entonces corres creyendo que vas bien y de repente comes pasto sin darte ni cuenta. (Pausa. Observa a su alrededor) Ahora el miedo a fracasar no tienen ningún sentido. (A Laura) ¿Y vos no pensás decir nada?

LAURA: (Sin dejar de ver la ruta) Yo ahora quisiera equivocarme. Pero equivocarme en grande. Nunca me permití ese lujo. Ahora me gustaría encontrarme de frente con ese fracaso que siempre me dio miedo. Y que aparezca sobre mí, pero que esta vez no sea como las demás veces… Que esta vez simple y sencillamente me tire abajo de una vez por todas y me lleve con él.

(Ramírez aplaude sin hacer sonido. En ese mismo momento Miguel se separa de Lucia y avanza unos metros)

MIGUEL: Prendo un cigarro, guardo el encendedor, respiro profundo, cierro los ojos y aprieto con fuerza el volante sin pudor alguno... Y otra vez vuelvo a ese momento. Lo haría tantas veces como sea necesario (Repara en Lucia) A mí nada me da miedo. Si vos estás conmigo, obvio.

LUCIA: Esa mañana no dijo nada, encendió su cigarro de manera habitual. Corrió su sábana, deslizó sus dedos ajados y dejó deslizar el inconmensurable filo. (Repara en Miguel) Cuando te abracé sentí que tu cuerpo estaba frío y duro. (Severa) Antes de subir al auto te abracé otra vez ¿Y sabes qué sentí? Sentí que tu cuerpo se desvaneció junto al mío.

LORENA: (Hacia algún lugar) Mamá, estoy bien. Hace poco grité y corrí a abrazarla… Y grande fue mi asombro al atravesarte. Ahí entendí que ya no pertenecía al mundo de los vivos. Ahora quiero decirte un secreto. No me gusta mucho La Paz… Pero me da miedo irme a otro lugar y no poder adaptarme. No soporto la idea de irme a otro lugar sin todos ustedes.

MARCELO: Cada uno de nosotros cuando abraza no hace otra cosa que sentir el mar. Nuestros cuerpos se abren como un crisantemo… Y ahí es cuando un insondable silencio comienza a ensordecernos. Todo comienza a caer por su propio peso.

(De un extremo del escenario se ve rodar una pelota hacia donde está Ramírez sentado. Él la detiene y la conserva. Unos momentos después el niño entra a escena y se sienta junto a Ramírez)

MARCELO: (Repara en el niño) No molestes a Ramírez que está trabajando.

RAMÍREZ (Acaricia la cabeza del niño y le da la pelota para luego incorporarse. Abre por última vez su libreta): Bueno. Este es el momento donde todo se pone un poquito sobre actuado y demasiado melancólico para mi gusto. Cada uno vuelve por centésima vez a recriminarse y recriminarle a los otros cosas. Todos intentan reconstruir minuciosamente TODO. Proyectan infinitas variaciones para irse a dormir tranquilos. (Hace un gesto de entre comillados) Entiéndase “dormir” como un eufemismo, claro. (Pausa) Ahora es cuando surgen los famosos potenciales: “Si yo hubiera…”, “Si ese día yo no, esto. Si ese día yo no, lo otro.”, “Si ese día no me hubieras pedido que yo fuera a… “, “Si tu hermano no nos llamaba por ahí vos estarías…”, “Si vos te llamaras Clara y no Lucia me gustarías más…”. Si esto… Si aquello… (Severo) A ver: “Si mi abuela tuviera dos ruedas ya no sería mi abuela. Sería una bicicleta…” Y si… Tal vez la vieja andaría mejor. Eso sí.

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