Noviembre 4
El suicidio de
Tenochtitlán
¿Quién podrá sitiar
a Tenochtitlán?, preguntaban los
cantares. ¿Quién podrá conmover los
cimientos del cielo?
En el año 1519, los mensajeros contaron a Moctezuma, rey
de los aztecas, que unos seres extraños, que escupían truenos y tenían pechos
de metal, caras peludas y cuerpos de seis patas, venían camino de Tenochtidán.
Cuatro días después, el monarca les dio la bienvenida.
Ellos habían llegado desde la misma mar por donde se había alejado, en tiempos
lejanos, el dios Quetzalcóad, y Moctezuma creyó que Hernán Cortés era el dios
que regresaba. Y le dijo:
—A tu tierra has
llegado.
Y le entregó la corona, y le otorgó ofrendas de oro,
ánades de oro, tigres de oro, máscaras de oro, oro y más oro. Entonces, sin
desenvainar la espada, Cortés lo hizo prisionero en su propio palacio.
Moctezuma murió apedreado por su gente.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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