Julio 19
El primer turista de las playas cariocas
El príncipe Joáo, portugués,
hijo de la reina María, visitó la playa del puerto de Río de Janeiro, por
consejo médico, en 1810.
El monarca se zambulló calzado
y metido en un barril. Tenía pánico de los cangrejos y de las olas.
Su audaz ejemplo no fue imitado.
Las playas de Río eran basureros inmundos, donde los esclavos vaciaban, en las
noches, los desperdicios de sus amos.
Después, cuando nacía el siglo
veinte, las aguas pudieron ofrecer baños de mar bastante mejores, pero eso sí:
las damas y los caballeros estaban bien separados, como las reglas del pudor
mandaban.
Había que vestirse para estar
en la playa. En las costas que ahora son una geografía de la desnudez, ellos
entraban al agua cubiertos hasta debajo de las rodillas, y ellas escondían sus
pálidos cuerpos de la cabeza a los pies, por el peligro de que el sol las
convirtiera en mulatas.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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