Junio 11
El hombre que vendió la torre Eiffel
El conde
Viktor Lustig, profeta de los genios de Wall Street, se llamó con varios
nombres y varios títulos nobiliarios, residió en varias cárceles de varios
países, y en varias lenguas supo mentir con toda sinceridad.
En este
mediodía del año 1925, el conde estaba leyendo el diario en el hotel Crillon,
en París, cuando se le ocurrió una de esas buenas ideas que le permitían matar
el hambre cuando se aburría de jugar al póquer. Y vendió la torre Eiffel.
Imprimió
papeles y sobres con el emblema de la alcaldía de París, y con la complicidad
de algún ingeniero amigo inventó informes técnicos que demostraban que la torre
estaba cayéndose, por irreparables errores de construcción. El conde visitó a
los posibles candidatos, uno por uno, y los invitó a comprar, a precio de
ganga, miles y miles de toneladas de hierro. El asunto era secreto. Por
tratarse del más notorio símbolo de la nación francesa, era preciso evitar a
toda costa el escándalo público. Las ventas se realizaron en silencio y con
urgencia, porque el derrumbe de la torre no iba a demorar.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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