Marzo 3
Libertadoras brasileñas
Hoy culminó,
en 1770, el reinado de Teresa de Benguela en Quariteré.
Este había
sido uno de los santuarios de libertad de los esclavos fugitivos en Brasil.
Durante veinte años, Teresa había enloquecido a los soldados del gobernador de
Mato Grosso. No pudieron atraparla viva.
En los
escondites de la floresta, hubo unas cuantas mujeres que además de cocinar y
parir fueron capaces de combatir y mandar, como Zacimba Gambá en Espirito
Santo, Mariana Crioula en el interior de Río de Janeiro, Zeferina en Bahía y
Felipa María Aranha en Tocan tins.
En Pará, a
orillas del río Trombetas, no había quien discutiera las órdenes de la Mäe
Domingas.
En el vasto
refugio de Palmares, en Alagoas, la princesa africana Aqualtune gobernó una
aldea libre, hasta que fue incendiada por las tropas coloniales en 1677.
Todavía
existe, y se llama Conceigáo das Crioulas, en Pernambuco, la comunidad que en
1802 fundaron dos negras fugitivas, las hermanas Francisca y Mendecha Ferreira.
Cuando las
tropas esclavistas andaban cerca, las esclavas liberadas llenaban de semillas
sus frondosas cabelleras africanas. Como en otros lugares de las Amé- ricas,
convertían sus cabezas en graneros, por si había que salir huyendo a la
disparada.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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