Febrero 17
El festejo que no fue
Los peones de
los campos de la Patagonia argentina se habían alzado en huelga, contra los
salarios cortísimos y las jornadas larguísimas, y el ejército se ocupó de
restablecer el orden.
Fusilar
cansa. En esta noche de 1922, los soldados, exhaustos de tanto matar, fueron al
prostíbulo del puerto San Julián, a recibir su merecida recompensa.
Pero las
cinco mujeres que allí trabajaban les cerraron la puerta en las narices y los
corrieron al grito de asesinos, asesinos,
fuera de aquí...
Osvaldo Bayer
ha guardado sus nombres. Ellas se llamaban Consuelo García, Angela Fortunato,
Amalia Rodríguez, María Juliache y Maud Foster.
Las putas.
Las dignas.
>> Fragmento
contenido en el libro "LOS
HIJOS DE LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración digital
| Andrés Casciani.
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