Mayo 20
Un raro acto de cordura
En 1998, Francia dictó la ley
que redujo a treinta y cinco horas semanales el horario de trabajo.
Trabajar menos, vivir más:
Tomás Moro lo había soñado, en su Utopía,
pero hubo que esperar cinco siglos para que por fin una nación se atreviera a
cometer semejante acto de sentido común.
Al fin y al cabo, ¿para qué
sirven las máquinas si no es para reducir el tiempo de trabajo y ampliar
nuestros espacios de libertad? ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que
regalarnos desempleo y angustia?
Por una vez, al menos, hubo un
país que se atrevió a desafiar tanta sinrazón.
Pero poco duró la cordura. La
ley de las treinta y cinco horas murió a los diez años.
>> Fragmento contenido
en el libro "LOS HIJOS DE
LOS DIAS", de Eduardo Galeano, Siglo XXI, 2012.
>> Ilustración
digital | Andrés Casciani.
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