"ALCOYANA BLANCA, ALCOYANA NEGRA"
por Eddy W. Hopper
- Ilustración digital: Andrés Casciani (2021)
La casa lindera hacia el sureste está habitada por una familia Pyme. Alguna vez hablé con el "propietario": un tipo fuertemente afincado en el valor antropológico de la propiedad. Me hizo saber que si ve a alguien caminar por el techo, no duda. Propone poner dos mil pesos por mes para armarnos en contra de la delincuencia. Tiene empleados. Sus hijos parecen siempre recién levantados, hablan con voz disfónica, tienen decenas de amigos y usan bermudas con zapatillas caras sin medias. Todos tienen autito.
La casa de enfrente, a su turno, está habitada por una familia de costumbres cumbieras. Los vecinos de esa cuadra tienen todos cámaras de seguridad que TAMBIÉN enfocan hacia ese predio Pasión de Sábado. Los visita gente con camionetas. Sacan a cagar al perro hacia las otras veredas. Los que la habitan parecen siempre recién despiertos y usan pantalones cortos con zapatillas caras sin medias. Las mujeres usan chancletas.
Hoy hay fiesta en la casa de los honestos antidelito mano propia. Y también hay fiesta en la casa de los visitantes de 4 x 4 que nadie da a entender (según dicen en el grupo del barrio) a qué se dedican.
De la casa de los honestos emana ahora, a la una de la mañana, una música insoportable. También han hecho un asado multitudinario y llega el humo. Ahora están en la parte de mezclar cosas diferentes que tienen alcohol y gritar.
De la casa de los cumbieros, al mismo tiempo, supura una cumbia villera nauseabunda a los gritos y cada tanto un reguetón que sugiere que vamo' acello bonito. Hicieron asado, parece que hay mucha gente. Ahora están en la parte de mezclar cosas diferentes que tienen alcohol y gritar.
Ambas manifestaciones de lo humano se entremezclan en una canalización monstruosa que impide a los demás desde el diálogo hasta la felicidad.
Ese resultado unificado, producto de las deyecciones evacuadas por sectores que se autoperciben excluyentes, pero que excretan productos culturales igual de negatorios de la dignidad del Otro, es una metáfora del Ser Nacional, la patentización cloacal de una esencia condenada.
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