Saturday, April 11, 2020

"Pandemia Neoliberal"


"Pandemia Neoliberal"
Por Lucrecia Arremolina
*Ilustración digital: Andrés Casciani

Esta pandemia ha desnudado como nunca los nefastos valores que nuclean a este nuevo liberalismo capitalista y su filosofía. Esa cuya concepción antropológica es la de un Hombre concebido como “egoísta por naturaleza” (algo absolutamente discutible hoy por la psicología y la sociología) cuyo único sentido existencial de su ciclo biológico, sería el de acumular de manera voraz e irracional la mayor cantidad de bienes posibles antes de morir, aún a costa del sufrimiento ajeno.

La Economía no es solo "capitalismo", aunque nos hayan hecho creer eso. Es aquella actividad en donde los seres humanos producen y consumen, para gozar de este paso por el mundo. Decenas de tribus y otras sociedades en la historia nos dirían que entender otra cosa, sería estar verdaderamente locos.

De hecho, por tres siglos, el hecho de producir y consumir ha quedado ideológicamente atado a la idea de que el único sentido que poseen esas dos actividades, es hacerse más, más y más ricos. Un niño con la mente virgen no entendería cuál es la relación necesaria entre ambas cosas; porque el hecho de producir y consumir también podría tener sentidos muy diferentes.

Porque la finalidad de nuestras vidas no tiene por qué ser una carrera alocada en función de acumular la mayor posible cantidad de cosas, incluso de manera patológica e irracional. De hecho, la Economía podría ser aquella actividad en donde en lugar de ser un fin en sí misma, es un medio para acumular momentos hermosos, gozar de la naturaleza, crear cosas nuevas de manera libre y voluntaria, o darle felicidad a los demás; en síntesis, de pasar por este Mundo de una manera más conectada con nosotros, con los demás y todo lo que nos rodea.

Pero para eso tiene que existir un cambio cultural que vaya construyendo una nueva concepción de Mundo, de Hombre y del Sentido de la vida, en donde podamos repartir mejor la riqueza entre todos. Es por eso que hay que inventar OTRA Economía: una muchísimo más HUMANA, basada en el amor. Una que nos pueda hacer resignificar que los demás también pueden ser una extensión de nuestra familia, en lugar de ser vivenciados como potenciales enemigos a derrotar, que es lo que naturalizó el capitalismo. Suena utópico. Tan utópico como cuando los esclavos pensaban en un mundo en donde en lugar de ser matados a latigazos y morir a los 25 años, gozaran de libertad, derechos, y un salario mínimo.

La pandemia ha dejado desnuda la miseria atroz, inhumana e inconcebible de este capitalismo neoliberal tardío. Y eso ha tenido lugar desde el momento en el que la poderosa Economía globalizada se ha independizado de la Humanidad para adquirir vida propia, al punto de que hoy sus sicarios nos dicen sin ningún pudor, mirándonos fijo desde la pantalla, que hay que levantar ya mismo la cuarentena, porque lo "racional" es sacrificar unas cuantas miles de vidas en función de poner a salvo "La Economía", que es una forma encriptada de decir "Nuestras más ricas empresas".

Esta "Economía" de la ambición y la rapiña, se desconectó de la humanidad, volviéndose contra ella. Se ha convertido en un Frankestein monstruoso que no puede detener su voracidad de lucro ni aun cuando está viendo que los humanos caen de a miles muertos como moscas. Ahí va, atropellándose todo como un elefante en un bazar, que en lugar de tazas y platos, va destrozando vidas.

Es increíble, además, observar cómo ha quedado expuesta la doble moral de la derecha Empresarial, esa que eternamente ha combatido a muerte la intervención social del Estado y las políticas de subsidios. Porque cuando son ellos los que pueden quedar en la calle (y no los trabajadores) salen a los gritos a pedirle desesperadamente auxilio al Estado, para que INTERVENGA EN LA ECONOMÍA y los salve con POLÍTICAS DE SUBSIDIOS. Es decir, le piden que haga con los ricos aquello que cuando se hace con los pobres, ellos denominan despectivamente "Populismo".

En ese mismo acto, ese poderoso sector se encarga de dejar en ridículo a los dos pilares fundamentales de la explicación de su riqueza. En primer lugar, al concepto de MERITOCRACIA. Porque al pedir ayuda al Estado (o sea, a NOSOTROS) dinamitan por el aire su eterno "Yo me hice solo, sin la ayuda de nadie". En segundo lugar, demuestran la falacia histórica con la que siempre justificaron los salarios de miseria: la de que son ellos los que corren el RIESGO, arriesgando su CAPITAL. Por dios. Como si los trabajadores no murieran cada día como moscas por el mundo tragados por sus máquinas, y como si tras cada debacle económica, no fueran salvadas por el Estado, es decir, en parte también por sus propios trabajadores precarizados.
Una guerra ideológica y cultural es la semilla que dejará esta pandemia. Nada será igual. Todos han jugado sus cartas. Los políticos que quieren sacrificar vidas para que el capitalismo siga su marcha, y los que han priorizado que los humanos puedan marchar vivos, aún sacrificando el principio del afán de lucro. Dos filosofías en pugna. Dos maneras radicalmente diferentes de concebir nuestra existencia, la de los otros, y la del mundo que nos rodea.

andrescasciani.com

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