Andrés Casciani: “Que la obra tenga sangre”- por Cecilia Salinas

Fotografía: gentileza de Adrastea

Esta es la versión completa de la nota que escribió Cecilia Salinas sobre la obra de Andrés Casciani con motivo de su exposición de dibujos y pinturas en Espacio Modigliani. La misma sufrió varias mutilaciones a la hora de ser publicada, por eso la compartimos acá:

Andrés Casciani: “Que la obra tenga sangre”- por Cecilia Salinas (7-12-11)

A partir de hoy y hasta fines de enero se presenta la obra del ilustrador en el Espacio Modigliani.

Habría que hacer un tour por los talleres de los artistas. Hay un viaje ahí, esperando. Como el recorrido por la obra de Andrés Casciani, en su taller. Hacia el fondo de una casa iluminada donde se escuchan los saxos, se llega a la habitación donde todo parece en su lugar. Parada en el taller. Suena Choco Guón. Nos reímos, el dúo que suena es el que tocará en su exposición, esta noche.

En esa atmósfera se apilan lienzos, cuadernos, tacos de grabado, carpetas, que desde sus precisos lugares son desplegados por Andrés, con un ritmo de latido. Hay caricaturas para los medios; historietas, en colaboración con el grupo de guionistas de Buenos Aires “El hotel de las ideas”; también pequeños y grandes retratos, cándidos y desarmados; un cuadro en formación… “Hay que mantenerse trabajando”, dice Andrés: “No hay forma de aburrirse”.

La línea del caracol

“Hago caricaturas desde chico, siempre dibujé”, ¿Qué es siempre? “Desde los cuatro años, más o menos”. A los catorce conoce a los dibujantes: “la tradición de Scafati, Tejón, Carlos Alonso; la figuración expresiva de los años ’70”. Fue un momento glorioso: “De alguna forma yo me siento una continuidad de ese tipo de artista. Siempre que digo que soy de Mendoza, salta el tema de los dibujantes de esa época. Es una vertiente muy interesante y es una rama que no está agotada.”

Mientras tanto, desde Picasso a Otto Dix, está también Giacometti y Grünewald y un camino sinuoso que involucra a tantos otros. La cuestión es encontrar: “la voz, que es la línea”. Una línea expresionista que se ejercita todo el tiempo y se combina con lo gráfico, lo digital, lo pictórico y ella misma es dual: “Yo creo que mi trabajo es yo: racional, analítico, pero también intuitivo y sin leyes. Es como dice Francis Bacon: que en el cuadro quede, como el rastro del caracol, la esencia del artista”.

Así pasan los mates con canela y el recorrido desde el banquito mientras gira y gira Choco Guón. En el piso, Andrés despliega la serie “Ellos y ellas”, que expone desde hoy. En cuadrícula, van apareciendo los retratos coloridos, bocetados, de cómic, con la gestualidad firme o desvanecida, que dan ganas de manipular como un cubo mágico; los de la serie “Cruz”, también de estreno, una serie sobre la violencia que ejercen los símbolos del poder, en blanco y negro. Hay un expresionismo cándido y como piña. “A mí siempre me llamó la atención la flexibilidad de ciertos artistas, como esas bandas que pueden jugar con los estilos en cada disco, pero mantienen una línea”. La música, la voz: “Si la voz es la línea, vos podés acompañarla con una orquesta, con sintetizadores o solamente con una guitarra”. ¿Y cómo te das cuenta cuándo está listo un trabajo? “Lo siento en la panza”.

Atemporal

“No tengo miedo de usar recursos que ya son tradicionales, de tener influencias (que no es lo mismo que el plagio). Eso es recurrir al ADN”. La línea de tiempo que se despliega desde Andrés, con la experimentación, es una ida y vuelta por los maestros de antaño y los materiales del presente. Por eso también la animación y lo digital, la historieta y lo remoto: la serie “Ellos y ellas” reúne esa línea que explota con el colorismo y la línea expresiva, en el formato clásico del acrílico en el lienzo.

“La elección de la música en la muestra no es una casualidad”. Choco guón, integrado por Javier Montalto y Jony Moyano, con un disco reciente, también apuesta a la confluencia: “la música de ellos utiliza sonidos tradicionales de Mendoza (hasta temáticamente) sin caer en el lugar común. Creo que también hay en ellos esa experimentación y fusión que se daba en los años ’70 acá: la del folklore y el rock.” Pero sobre todo: “me sorprendieron desde la primera vez que los vi”.

Quedan más cosas por ver: tapas de libros, remeras ilustradas, colaboraciones en revistas brasileras, chilenas y hasta escocesas. La obra nunca se acaba, ni siquiera lo ya visto: “Todo lo que es tradición a mí me atrae como desafío; como cuando hice una serie sobre la Vendimia. No existe un tema malo. La ‘visión’ está en cómo lo trabajés” y su tradición va por la obra abierta: “No me interesa el cuadro cerrado. Más bien que el proceso de armado sea parte del cuadro. La excelencia, pero también que se embarre la cosa: abrir al color, a la fusión. Que te emocione”.

La voz del cantante y su compañía de sonidos de a poco se va callando, mientras se guardan cuadernos, se acomodan tacos, se cierran carpetas y hasta los cuadros que se han descolgado de la casa vuelven a su lugar. Se apaga la música en el taller pero sigue vibrando, con las líneas de su sonido atemporal.

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Por los caminos de la red

En el blog de Andrés Casciani se puede dar un buen paseo por su obra polifónica. Dos datos muy interesantes, entre muchos: dos libros que pueden leer on line o bajar en formato PDF. Se trata de la edición digital de las obras de poemas y cuentos de Rolando Revagliatti editadas en Buenos Aires: “Habría de abrir” (2010), con 30 ilustraciones de Casciani, e “Historietas del amor” (2011), con 40 ilustraciones. La belleza, la unión de lenguajes en estas obras resulta imperdible, como todo lo demás en la obra de este dibujante mendocino.

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La exposición podrá visitarse hasta el día 31 de enero de 2012, todos los días, en horario de 9 a 21 hs en Espacio Modigliani (Alem 41, piso 4- Ciudad de Mendoza- Argentina )